viernes, 6 de junio de 2008

La Escuela en el contexto de la sociedad del conocimiento


La idea de de escuela, como ese espacio donde se producen los consensos y se propende por el desarrollo humano, se desvirtúa cuando se conoce el pensamiento de autores como Althusser, Freire, Garay, Amaya, Mejía, entre otros, quienes logran descubrir las intenciones soterradas de gobiernos que refundan la escuela para responder a planes de desarrollo económico propios del capitalismo. Pareciera que la escuela no escapa a los intereses de reproducción propios del mercado. Althusser (1970) critica los patrones sociales que han guiado el quehacer de las diferentes instituciones, que obran como “aparatos ideológicos del estado” y obedecen pasivamente a los mandatos del gobierno, convirtiéndose en entidades de control, de explotación y de reproducción de las fuerzas de trabajo que cooperan al capitalismo.
Si se analiza la situación actual de la escuela, bajo la presión de la sociedad del conocimiento, probablemente se encuentre razón a los planteamientos anteriores, pues, la escuela debe entregar a la sociedad ciudadanos competentes, es decir, que puedan desempeñarse con eficiencia para satisfacer a la sociedad de consumo, que en la actualidad se amotina, alrededor de la tecnología en todas sus manifestaciones. En este sentido, la escuela del pueblo no está en capacidad de lograr estas competencias en los estudiantes, de tal suerte, que el conocimiento pasa al dominio de los pudientes; al reducido grupo de la anhelada sociedad del conocimiento, es decir, de los más ricos, que según estudios realizados en Colombia durante el año 1996 (Amaya 2001), corresponden al 20% de la población, cuya riqueza aumenta en la misma proporción en que aumenta la pobreza.
De acuerdo a lo planteado, la educación se convierte en un mecanismo de selección social; existen escuelas para las diferentes clases sociales que entregan títulos con improntas que estratifican, con esto, se asegura que los cargos importantes estén ocupados por las personas mejor dotadas académicamente; los buenos títulos universitarios que sólo se adquieren con solvencia económica, tienen un valor fundamental y se encargan desde hace varias décadas de reemplazar a funcionarios empíricos o con títulos de menor rango, a quienes no les alcanza la buena voluntad para desempeñar eficientemente su trabajo. De esta manera el conocimiento conforma núcleos de poder, la escuela se ubican de acuerdo a su poder adquisitivo, es decir, a los recursos que tiene para hacer posible el acceso real a experiencias científicas y tecnológicas; única forma de ganar, prestigio, respeto y reconocimiento.
Con toda razón el profesor Malagón (2003), afirma que en la sociedad del conocimiento, el principal medio de producción ya no es la tierra o los recursos naturales, ni el trabajo, ni tampoco el capital, sino, el conocimiento traducido en innovación y productividad. En este sentido, se puede inferir que los dominantes de la sociedad serán los trabajadores del conocimiento, ¿pero quiénes son los trabajadores del conocimiento?, corresponden acaso a ese reducido grupo del 20%?, probablemente, porque si bien es cierto, en los últimos años se ha posibilitado el acceso al conocimiento a través de los medios tecnológicos, éstos no son suficientes, ni están al alcance de ese gran sector de la población que teniendo capacidades, no tiene siquiera, el acceso a la educación que está consagrada en la constitución como un derecho obligatorio y gratuito.
También, plantea el profesor Malagón, que en el futuro cercano, “el patrón técnico bio-informático constituirá la clave de los conocimientos a generar, enmarcados en una profunda tensión entre el interés utilitarista y el interés ético de la supervivencia de la vida humana y de todas las formas de vida existentes”. En ésta afirmación, es necesario revisar el significado de la expresión: “patrón técnico bio-informático”, que sin duda alguna corresponde a la modernidad, a la globalización, a la evolución económica del mundo; a ese fenómeno que recibe muchos nombres y que los ciudadanos del común apenas pronuncian con dificultad. Esa expresión en el campo académico, apenas empieza a tomar un cuerpo teórico, en el cual, se puede inferir con cierta timidez, que es el campo de la ciencia en donde la biología, la ciencia de la computación y la tecnología de la información, se unen para descubrir nuevos indicios biológicos, que tienden a agruparse en grandes bases de datos genómicos[1], con una perspectiva global. Esta definición da cierta confianza, las intenciones parecen buenas en la medida en que se pone la ciencia y la técnica al servicio de la vida, sin embargo, existen los riesgos propios del comercio los genes se hacen fácilmente manipulables por lo que los monstruos de la ciencia ficción no tardarían en invadirnos. Cuando el conocimiento se convierte en valor de cambio surgen nuevas maneras de discriminación, nuevos intereses que asignan valor económico a los hombres de acuerdo a lo útiles que resulten para un determinado fin. Por lo tanto, también, hay que precisar que
la bio-informática es una ciencia que organiza, almacena, procesa y analiza la información de carácter biológico, a manera de bancos de datos que operan a nivel mundial, es decir, también se tiene la hegemonía de la información genética, con la cual se puede dominar al mundo.


Para bien y para mal, estamos incluidos en la sociedad del conocimiento. Por una parte, gozamos de bienes y servicios que hacen más fácil la realización de las tareas cotidianas, accedemos con cierta facilidad a través del Internet, al conocimiento de la cultura manifiesta en obras y en legados de la humanidad; pero por otra parte, somos manipulados en la medida en que nuestros interese y nuestro trabajo no responde a nuestras convicciones, sino, a la es exigencias del mercado, o según Altusser, de los aparatos ideológicos de estado. Para el maestro y para la escuela surge un dilema; ¿se debe aceptar que el conocimiento es capital?, ¿le corresponde a la escuela educar con la intención de producir “conocimientos para saber hacer”?, ¿debe la escuela despertar la creatividad para un buen desempeño en el campo de la informática, la robótica y electrónica, que son los campos de mayor demanda? o, ante los desmandes del hombre, debe educar para la preservación de los ecosistemas que son deteriorados por el paso de la tecnología?; sin duda alguna, la disertación debe continuar, es urgente llegar a unos acuerdos respecto al deber de la escuela frente a las necesidades humanas
Sin duda alguna el capitalismo estableció una ruptura con lo social, con cada generación se pierde algo de la esencia que le daba consistencia a la familia y a la sociedad, en este sentido, se puede afirmar que el factor económico y la globalización llevan implícita una desvinculación entre actores e instituciones. Si bien es cierto los países subdesarrollados se han visto obligados a ingresar en este boom, el estado no han sido consciente de las implicaciones políticas y éticas, no ha reflexionado sobre el debilitamiento de las instituciones que cada vez son invadidas por lo global, dejando sin fundamento muchos de los cimientos que hasta ahora constituían el entramado cultural que aseguraba el arraigo de las nuevas generaciones.
Finalmente, la escuela de la sociedad del conocimiento, debe exigir condiciones para estar a la vanguardia de los avances bio-tecnológicos, que le permitan la adquisición de conocimientos significativos, en el aspecto cognitivo, pero, fundamentalmente en el aspecto humano, para lo cual, requiere unos maestros conscientes de los cambios vertiginosos que vive el planeta, y por ello le asignen un valor ético a esa expresión “bio-tecnológico”, de tal forma que conduzca a la preservación de la vida, usando para ello la tecnología; esto implica un compromiso de toda la comunidad educativa, pero en especial del maestro, que es el profesional preparado para comprender el valor de la vida en el ámbito antropológico, social y tecnológico.


Referencias


Amaya Pulido, P.J. (2001). Colombia un País por construir. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.

Garay Salamanca, L.J. (2004). Colombia entre la exclusión y el desarrollo. Propuesta para la transición al estado social de derecho. Bogotá: Contraloría general de la República.

Mejía Jiménez, M.R. (2006).Educación (es) en la (s) globalización(es). Entre el pensamiento único y la nueva crítica. Bogotá: Desde abajo.

Malagón Plata, L.A.(2003). Los nuevos escenarios de la educación. Ibagué

[1] El término genómico, hace referencia a todo material genético contenido en las células.

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